Progreso de la obsesión
Me crié en el lado más oscuro de la humanidad. Cuando tenía cinco años, ya había pasado hambre, me habían golpeado, raptado, violado y vendido. Con diez años ya tenía la cabeza hecha un lío. Eso fue cuando me tomé mi primer trago; un sorbo de whisky que había encontrado en la despensa. La tensión en mi cuerpecito se derritió. Se me fue el miedo y me sentía a salvo de existir. El día siguiente, me encontraba con una amiga y una botella por donde pasaba el tren: fui borracha desde el comienzo.
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