Tuve mi primera laguna mental a los once años
En mi casa siempre predominó la pobreza y la falta de solvencia económica. Como es la costumbre en los pueblitos, mi papá tomaba con frecuencia y mi abuelito y mi mamá de vez en cuando. Recuerdo que muchas veces por las tardes mi familia se reunía en la casa con sus amistades y llenaban un vaso con aguardiente y se lo tomaban de traguito en traguito. Yo, como chavito, estaba ahí nada más mirándolos platicar y tomar. De vez en cuando las amistades le decían a mi papá: "Dale un traguito a Lugardo para que se vaya haciendo hombrecito." Y yo, ni tardo ni perezoso, aunque hacía muchas muecas, me tomaba los traguitos que me ofrecían. Me empezó a gustar el aguardiente por lo dulcecito.
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