Bendita sobriedad
Después de una larga carrera alcohólica con sus consecuencias: cárceles, fugas geográficas, problemas con la familia, desastres económicos, abandono familiar y de trabajo, lagunas mentales. Además del despido de mi trabajo después de diecinueve años en la misma empresa por medio de la unión, contrato laboral y la aseguranza, me internaron en un centro de rehabilitación por un mes teniendo dieciséis horas diarias de terapias. Todas las noches iba a diferentes grupos de Alcohólicos Anónimos. Mi psicólogo me decía: “Tu problema es grave, muy grande. Apóyate en algo”. Y me apoyé en Dios y AA como un todo.
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