Article Hero Image
Noviembre / Diciembre 2014

Disfrutando las fiestas

Recuerda aquel mes de diciembre, el primero sobrio</p>

Hoy, que se acerca mi undécimo aniversario y mi undécima Navidad sin alcohol y sin drogas, le doy gracias a todos y cada uno de ustedes por esta nueva vida que descubrí en la comunidad de AA.

Antes de llegar al programa, cuando se aproximaban las fiestas navideñas, me preparaba con un par de botellas de licor y me aseguraba que no faltaran todo tipo de drogas, desde cocaina, sicotrópicos, y uno que otro inhalante. Así que se podrán imaginar qué tipo de Navidades pasaba cada año.

En mi primera Navidad sobrio, tenía unos tres meses de haber llegado al programa. Ese día, en mi grupo “base” organizamos una cena. Todo se desarrolló en calma, los compañeros contaban chistes, uno que otro cantaba y así transcurrió el tiempo, hasta la medianoche, cuando llegó el momento de despedirse.

Con el paso vacilante caminé hasta mi casa, era mi primera Navidad sin alcohol y yo no sabía cuál era mi capacidad para estar sobrio. En el camino ya me figuraba el cuadro que iba a encontrar en mi hogar. Mis amigos, todos, sin excepción, eran tomadores y adictos, lo mismo algunos de mis hermanos.

Nada más al llegar a la puerta, los vi, y al pasar al lado de ellos me puse nervioso, tanto, que me sobresalté al escuchar mi nombre. Uno de ellos me estaba invitando, yo me limité a saludarlos y me fui al fondo de la casa con ganas de regresar al grupo de AA.

A los pocos minutos uno de mis hermanos, con una botella de cerveza en la mano, se aproximó a donde yo estaba, “te llaman allá afuera”, me djo, y yo le contesté: “al rato salgo”. No acababan de pasar dos minutos de esto, cuando se escuchó que alguien golpeaba la puerta principal.

En la puerta de la casa un compañero de AA preguntaba por mí. Como si un resorte me hubiera impulsado, me levanté y me acerqué, mudo, sin palabras, tratando de disimular mi nerviosismo. El compañero debió haber notado mi estado porque de inmediato me preguntó si quería ir a un grupo.

Nos fuimos a su grupo base, ahí había un gran “bailazo”, de esos “bailazos” que saben hacer los alcohólicos. Esa fue mi primera Navidad sin alcohol pero desde entonces, he disfrutado todas las fiestas por igual. Lo único que tengo que hacer, para que esto continúe de la misma manera, es seguir practicando este sencillo programa de Doce Pasos, Doce Tradiciones y Doce Conceptos, para mi propia recuperación

No me queda más que invitarlos a que juntos logremos lo que nunca hemos podido hacer solos.

¿tienes algo que quisieras compartir con nosotros?

¡Queremos escuchar tu historia! ¡Envíanos tu historia o foto y esta podría ser publicada en una próxima edición de la revista La Viña!

comparte aquí