Ayuda para este dia

Soy sacerdote y tengo 35 años. Durante veintisiete años tuve un defecto de dicción que algunas veces me hacía pasar malos ratos y en otras era soportable. Con el transcurso de los años consulté a muchos médicos y especialistas en el habla quienes me aconsejaron y sometieron a tratamientos, aunque sin grandes resultados. Finalmente tuve que confrontar la realidad desconsoladora que la única cura posible estaba en mí y en mi empeño de superar el tartamudeo. De modo que lo intenté pero con muy poco éxito. De alguna forma llegué a comprender que lo único que iba a funcionar era si enfocaba el problema de una manera diferente, no importaba cuánta cantidad de fuerza de voluntad o resolución tuviera a mi alcance: lo que urgentemente necesitaba era una nueva filosofía de la vida. Hace dos años encontré la solución a mi problema cuando un sacerdote amigo mío, quien ya era miembro de AA, me invitó a mí, un abstemio, a una reunión de AA en un pueblito ubicado en el corazón de la Irlanda rural. (Este sacerdote me regaló un ejemplar de Grapevine).