Curando la herida
Pocas veces somos agravados. Muchas veces nos sentimos ofendidos. El maestro Jesús dijo: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”. (San Lucas 23-24). Perdonar es abandonar o eliminar un sentimiento hostil contra otra persona o hermano de la comunidad. ¿Quién sufre? El que es odiado vive feliz generalmente, en su mundo. El que cultiva el rencor se parece al que aviva una llama. Pareciera que el fuego quemara al enemigo; pero no, se calcina uno mismo. El resquemor sólo destruye al resentido. El perdón es una llave extraordinaria que abre las puertas del corazón, para vivir en completa libertad y gozando de las bendiciones de Dios.
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