Fusionando los grupos

A comienzos de enero de 2003, algunos jóvenes miembros de AA de la ciudad de Villa María, Córdoba, asiduos concurrentes a los dos principales grupos de la ciudad, sentimos la necesidad de realizar reuniones especiales. El motivo era que los jóvenes con problemas de alcohol, además de otros con problemas de adicción a las drogas, queríamos reunirnos como colegas que hablaran el mismo idioma. Así que se utilizó el mismo espacio físico donde se reúnen los grupos Villa María y Espíritu Santo en los días en los que ellos no se reunieran. Estas sesiones especiales las supervisaban buenos veteranos de nuestra comunidad, hasta que después de varias reuniones decidimos formar un grupo autónomo de jóvenes. Por entonces se consultó al custodio de la región dos, el compañero José A., así como a varios veteranos en el servicio con amplios conocimientos sobre la historia de AA. Todos apoyaron incondicionalmente nuestra idea y así nos apadrinaron. Nos formularon una pregunta: ¿Era viable la fundación del ya mencionado grupo especial? Si se trabajaba con lo que enmarcaba AA sí sería positivo. De hecho la literatura y la experiencia de AA avalaban tales grupos especiales, recordando que no se debe tener otra afiliación y seguir siendo parte de AA como un todo, respetando el propósito de nuestra unidad.