Así me recibieron en el Grupo 11 de enero

El 26 de marzo de 1977 fue un día especial para mí. Eran como las 8 de la mañana e iba con la firme decisión de ir a pedir ayuda a un grupo de AA. Tenía un poco de temor por lo que me fueran a decir, ya que cuatro años atrás había asistido a un grupo en donde me habían dado la bienvenida, pero al que luego no regresé. Aunque mi alcoholismo estaba muy avanzado, en aquel momento pensé que eso no era para mí y me dediqué a beber con ganas. De cualquier forma, aquella semilla había quedado sembrada. Cuando me vi solo en la calle, sentí otra vez un poco de temor. Me encontré con un viejo amigo del que sabía que había estado en un grupo de Alcohólicos Anónimos. Le pregunté dónde quedaba ese grupo porque quería dejar de beber. A mi amigo le dio mucha risa: “No me hagas reír; no creo que tú quieras dejar el alcohol; hace mucho tiempo que te conozco, siempre te he visto borracho y si dejas de beber te puedes morir”.