Mayo / Junio 2007

Apartado 1980

Sin otra opción
Al poco tiempo del fallecimiento de mi madre mi padre rehízo su vida con una señora que también tenía familia, y de esa manera vivíamos todos juntos. Recuerdo que en una noche de fin de año, cuando nadie duerme en México, yo había salido con mis amigos. Nos pusimos bien borrachos y no volví a dormir a casa. Me quedé dormido en la casa de un amigo y, al darse cuenta mi padre que yo no había vuelto, se enojó muchísimo y salió a buscarme. Llegó en una patrulla, vestido de policía, y se bajó del auto con la macana en la mano. Con malas palabras me dijo que si ya me sentía muy hombre como para no dormir en casa, que me iba a golpear con la macana. Yo retrocedí y él, a pesar de estar furioso, se dio cuenta que había mucha gente mirándolo. Subió a la patrulla diciéndome que me esperaba en casa. La casa estaba como a tres cuadras. Me paré en una esquina a esperar que él se fuera. Sabía lo que me esperaba en casa. Todos le teníamos mucho miedo a mi padre, a quien le gustaba que le tuviésemos miedo.

¿desea continuar leyendo?

Debes tener una suscripción a La Viña para tener el acceso completo a nuestras historias y audios.

inicia sesión Renovar Suscríbete

¿Necesita ayuda con servicio al cliente?

Llame al 800-640-8781 (Español), 800-631-6025 (Inglés), 212-870-3456 (Francés)
o escriba al correo electrónico: [email protected] (Español) o [email protected] (Inglés)

¿tienes algo que quisieras compartir con nosotros?

¡Queremos escuchar tu historia! ¡Envíanos tu historia o foto y esta podría ser publicada en una próxima edición de la revista La Viña!

comparte aquí