Del otro lado de la reja
Soy un guardia penitenciario retirado. Durante la mayor parte de mis años de trabajo bebí mucho, pero los indicios del alcoholismo aparecieron aún antes. A los diecisiete años fui a una fiesta donde había mucho alcohol. Lo último que recuerdo de aquella experiencia era que me estaba tomando un enorme vaso de Whisky. Cuando me desperté estaba en un hospital sin la menor idea de por qué estaba allí. Me sentía bien. Mi madre no hablaba palabra. Más adelante uno de mis amigos me contó que pensaron que había tomado una sobredosis de alcohol y que llamaron a una ambulancia.
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