Del agradecimiento al servicio

Mi carrera alcohólica comenzó en mi caso por intermedio del deporte en la ciudad de Huancayo, Perú, que es mi tierra natal. Yo jugaba en un equipo de fútbol, y después de cada partido, perdiéramos o ganáramos, siempre nos ponían una caja de cerveza y otra de gaseosa, pero por esas cosas del destino un domingo no había gaseosas y un compañero del equipo me dijo "toma un vaso para la sed" y como hacía tanto calor acepté el vaso y al probarlo sentí que era amargo y critiqué que cómo podían tomar esa porquería de bebida. Sin embargo, al domingo siguiente los compañeros insistieron que me tomara un vaso de cerveza. Al tomarlo le sentí un gusto agradable, ya no critiqué el sabor, y pedí que me dieran otro vaso porque tenía mucha sed. Tomé el segundo vaso y me retiré a mi casa, pero ya estaba en mi mente el gusto del alcohol.