El Dr. Bob: El hombre y el galeno

Se me hace muy difícil hablar acerca del Dr. Bob sin deshacerme en elogios. En vida, se reía de ellos. Y ahora, a pesar de que está muerto, me da la impresión que todavía se ríe de ellos. Me senté muchas veces al lado suyo en la mesa de los oradores y observé cómo parecía que se iba a morir de vergüenza cuando lo presentaban usando un lenguaje florido. Muchos coordinadores de una reunión se sintieron agobiados con la responsabilidad de presentarlo y se refirieron a él como al cofundador de "el más grande, el más maravilloso, el más espléndido y más trascendental movimiento de todos los tiempos." El Dr. Bob me susurró en una de esas ocasiones, "El orador seguro cubre mucho tiempo y mucho territorio.”