Bailando sin parar
Cuando llegué a los grupos de Alcohólicos Anónimos, me parecieron un puñado de gente amargada y deschavetada. La verdad que no podía imaginar cómo se podría obtener felicidad dentro de una comunidad tan informal. Los locales en su mayoría eran poco atractivos, o al menos eso era lo que mis ojos veían desde hace tres años.
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