Marzo / Abril 2006

El apadrinamiento es para el padrino

Recuerdo que cuando empecé en el programa de AA tenía la impresión que el ser un padrino o madrina era un gran honor. Quizás por ser hija de dos maestros había algo en mí que quería enseñar a otros. Yo pensaba que si me aprendía bien la teoría de AA, podría empezar a apadrinar a los que fueran llegando. Pronto caí en cuenta que era necesario practicar los Doce Pasos de recuperación para mí misma, pues de lo contrario la teoría no me serviría de nada; que a la gente no le interesaba que le desglosara la literatura, sino que les compartiera mis experiencias en relación con la práctica de los Doce Pasos.

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