Tocando los sueños
Nunca admití que era alcohólico hasta el día que crucé la puerta de este sótano. Había dormido en lugares de construcción y en la calle. En el trabajo sumaba un fracaso tras otro, mis relaciones sexuales eran frustrantes, con la pareja no existía la comunicación. Mis amistades de siempre ya no cogían el teléfono para responder a mis llamadas. Sólo hablaba con mi madre y una hermana.
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