Julio / Agosto 2012

Una decisión correcta

Un examen de alcoholemia lo puso en el camino a la solución

Empecé a beber jugando y nunca me imaginé que me iba a convertir en un borracho problema irresponsable, fanfarrón y vanidoso que ofrecía golpes a quien me buscara pleito. Cuando bebía me convertía en otra persona, hasta que la policía me pescó y me puso en la cárcel. Una vez adentro me convertí en un corderito, en pocas palabras en un animal desesperado que quería salir de la cárcel, finalmente salí con una multa y libertad condicional.

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