Resucitar a una nueva vida
Comencé a beber por curiosidad y por demostrarles a mis amigos que era tan hombre como ellos. Apenas cumplía los diecisiete años de edad. Me puse una gran borrachera y fue necesario que mis amigos me llevaran casi arrastrando, no a mi casa, sino a la casa de mi novia, la que con el tiempo sería mi esposa y que sufriría mi carrera alcohólica, junto con los dos hermosos hijos que después me dio.
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