Enero / Febrero 2012

En esto estamos todos juntos

El programa de AA, en el libro, nuestro Tercer Legado y la Oficina de Servicios Generales, sirve para todos. Aunque no podemos, ni debemos forzar estos principios en los miembros de nuestra familia, pero a través de la atracción y la educación podemos hacer esos principios deseables.

Con frecuencia se cree que AA sólo le pertenece al miembro de la familia que es alcohólico.

Nadie puede negar la frustración, desconcierto y el dolor que los miembros de la familia sienten cuando están conscientes de que la botella es la causa de una brecha cada vez mayor que está arrebatando a su ser querido. A veces, en cortos períodos de sobriedad, las cosas asumen proporciones más normales y de nuevo tenemos algo en común. Cuando uno está viviendo en los principios espirituales, sin compartirla con el resto de la familia la brecha se hace cada vez más amplia, la familia se convence que el programa de AA es exclusivo del alcohólico.

El título de Alcohólicos Anónimos en nuestro libro nos recuerda que tenemos un miembro de nuestra familia que está enfermo. Él no debería ser mimado, pero tampoco debería ser molestado o acosado. El anonimato es un factor espiritual de la humildad. Tratamos de no alardear acerca de las recuperaciones que hemos conocido, ni criticar los aparentes fracasos. Sobre todo, no revelamos el nombre de ningún miembro, a ningún nivel fuera de las reuniones de grupo.

El libro nos dice que no estamos solos en nuestro dilema, allí encontramos los Doce Pasos de recuperación para ser utilizados por toda la familia, y también muchos principios valiosos para que todos podamos adaptarnos el uno al otro. La familia que ha seguido todos los Doce Pasos junto con el alcohólico, es una unidad de trabajo en cualquier comunidad.

Si hemos admitido nuestra impotencia ante el alcohol, las situaciones, las personas y que tenemos una vida ingobernable, no podemos dejar de continuar con el resto de los Doce Pasos.

Nosotros tratamos de creer en un Poder Superior a nosotros y a nuestros caprichos egoístas, y en esta creencia es que decidimos entregar todo a ese poder, Dios, como nosotros lo entendemos, inclusive nuestra voluntad y nuestras vidas.

Un inventario moral completo, sin temor, nos ayuda a ver cómo las cosas tienen que ser si queremos tener una familia sana.

Estas acciones servirán para crear un ambiente familiar mejor si las practicamos en conjunto.

Después de que hemos discutido nuestros defectos con otros, e hicimos restitución de lo posible, los vestigios del pasado no pueden impedir nuestro progreso. Tratamos de mantener el orden que ha entrado en nuestras vidas mediante el uso de los Pasos Diez, Once y Doce del Programa en nuestra vida diaria.

Al practicar estos principios en todos nuestros asuntos diarios, hay una serenidad de la familia que, por lo general, nunca hemos conocido antes; consideración y amabilidad reemplazan los sentimientos inciertos frustrados de épocas anteriores.

El alcohólico lleva el mensaje a aquellos que todavía sufren, y los miembros de la familia son un ejemplo, las esposas, esposos e hijos de los nuevos miembros. Ellos participan en las reuniones del grupo para familias y llevan el mensaje a otras familias que también ellos puedan crecer con su esposo o esposa.

Por encima de todo hay un solo objetivo, una unidad de pensamiento y una compatibilidad que no se puede lograr de ninguna otra manera. Esta es la manera individual de evitar la separación de pensamiento e ideas, por lo que las Tradiciones pueden ser aplicadas a la familia como un todo.

Nuestro Tercer Legado nos muestra la importancia de discutir los asuntos de familia en conjunto, esto nos da una idea de la importancia de la consideración por los demás. Nos enteramos de que se puede lograr más hablando de las cosas, en lugar de actuar de manera imprudente y por nuestra cuenta.

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