Enero / Febrero 2001
Del cautiverio a la libertad
Recientemente encontré una postal que me envió mi madre hace algún tiempo. Al pie de la misma, literalmente dice: "Hijo mío, he vuelto a la vida y soy feliz desde el doce de octubre del año pasado porque ya no bebes y eres libre. ¡Que Dios bendiga a los Alcohólicos Anónimos! "
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