El camino (rocoso) del destino feliz
Tenía unos cuantos meses de sobriedad cuando creí que había ocurrido un desastre. Era la primera vez que vivía sola. Había abandonado un esposo abusivo y alcohólico y a mis hijos alcohólicos. Todos los días llamaba a mi madrina pues tenía dificultades para dejar el trago y los tranquilizantes. No sabía cómo manejar las situaciones cotidianas. Mi madrina me escuchó, me dio consejos para los Pasos Uno y Dos, y me dijo que le rezara a mi Poder Superior. No le dije sino hasta mucho tiempo después que ella había sido mi Poder Superior.
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